Desarrollo del Estómago e Intestinos
El estómago se origina como una dilatación fusiforme del intestino anterior que experimenta una rotación de 90° en sentido horario. Esta rotación es crucial pues permite que el estómago se acomode correctamente en el abdomen y establezca relaciones anatómicas adecuadas con otros órganos como el hígado y el páncreas.
Durante su desarrollo, el estómago forma sus distintivas curvaturas mayor y menor, que aumentan su capacidad de distensión. También se diferencian regiones específicas: el cardias (conecta con el esófago y evita el reflujo), el fundus (porción superior que almacena aire y gases), el cuerpo (área principal de digestión que secreta ácido clorhídrico y enzimas) y el antro pilórico (regula el vaciamiento gástrico). El píloro, un esfínter muscular, controla el paso del quimo al duodeno.
Los intestinos se desarrollan mediante un fascinante proceso llamado herniación fisiológica. El intestino medio crece tanto que temporalmente sale de la cavidad abdominal hacia el cordón umbilical. Posteriormente, regresa a la cavidad abdominal mediante una rotación de 270° en sentido antihorario alrededor de la arteria mesentérica superior.
En el intestino delgado se forman las vellosidades intestinales, proyecciones digitiformes que aumentan enormemente la superficie de absorción de nutrientes. También aparecen las criptas de Lieberkühn, invaginaciones del epitelio que producen nuevas células epiteliales. El intestino grueso desarrolla características distintivas como las haustras y las tenias coli.
🔍 Cuando estudies la rotación intestinal, visualízala como una danza coreografiada: el intestino sale temporalmente del abdomen y gira 270° antes de regresar a su lugar. Este movimiento preciso es crucial para la correcta posición final de tus intestinos.