Crisis Colonial y Reformas Borbónicas
En el siglo XVIII, España enfrentó una profunda crisis que la obligó a reformar su sistema colonial. Las Reformas Borbónicas buscaban aumentar el control y los ingresos del imperio, pero terminaron generando descontento en las colonias.
Los Borbones (Felipe V, Carlos III) reemplazaron a los Habsburgos e implementaron medidas drásticas: expulsión de los jesuitas (1767), creación de intendencias, libre comercio (1778) que afectó el monopolio limeño, y nuevos impuestos que golpearon duramente a los sectores populares.
Estas reformas provocaron importantes rebeliones. Juan Santos Atahualpa lideró una rebelión en la selva central (1742) con apoyo de varios grupos indígenas, proclamándose "Inca Rey". En el Altiplano, Túpac Amaru II (José Gabriel Condorcanqui) inició la rebelión más grande del período colonial (1780-1781), ejecutando al corregidor Arriaga y controlando gran parte del sur peruano.
La rebelión tupacamarista tuvo causas económicas (impuestos abusivos, repartos mercantiles), sociales (discriminación racial, abusos de corregidores) y políticas (aspiraciones independentistas). Aunque fue derrotada en Checacupe, demostró que el sistema colonial estaba en crisis profunda.
Los precursores intelectuales también emergieron en este período: Toribio Rodríguez de Mendoza educó a toda una generación de patriotas, José Baquíjano y Carrillo fundó "El Mercurio Peruano", y Juan Pablo Vizcardo escribió la "Carta a los Españoles Americanos" pidiendo la independencia.
Clave: Las Reformas Borbónicas, aunque buscaban fortalecer el imperio, paradójicamente aceleraron el proceso independentista al generar descontento generalizado.