De las Octavas Musicales a la Tabla Moderna
Chancourtois (1862) tuvo una idea bastante loca: puso los elementos en una espiral como un tornillo. Los elementos que quedaban en la misma línea vertical tenían propiedades similares. No era perfecto, pero se estaba acercando.
John Newlands (1864) comparó los elementos con las notas musicales en su ley de las octavas. Cada octavo elemento tenía propiedades parecidas al primero, como las notas do-re-mi que se repiten. Funcionó para los primeros elementos, pero después se volvió un desastre.
El verdadero breakthrough vino con Mendeleiev y Meyer (1869). Estos genios trabajaron por separado y llegaron a conclusiones similares. Mendeleiev se enfocó en las propiedades químicas, mientras Meyer en las físicas. Lo increíble es que Mendeleiev hasta predijo elementos que no se habían descubierto todavía.
Finalmente, Henry Moseley (1913) descubrió que todo se trataba del número atómico, no del peso atómico. Esto dio origen a la Ley Periódica Moderna: las propiedades de los elementos dependen de su número atómico y se repiten de forma periódica.
Para recordar: La tabla actual tiene 7 períodos (filas) que indican los niveles de energía y 18 columnas agrupadas en 16 grupos con propiedades químicas similares. ¡Es como el GPS de la química!