Fundamentos de la Histología
Imaginate tu cuerpo como una fábrica súper eficiente donde cada departamento tiene un trabajo específico. Los tejidos son exactamente eso: conjuntos de células que trabajan juntas para cumplir la misma función.
Todos los tejidos comparten tres elementos básicos: las células principales, la sustancia intercelular que las conecta, y el espacio entre ellas. Es como los ladrillos de una casa con el cemento que los une.
Tu cuerpo tiene cuatro tipos principales de tejidos, cada uno con su especialidad. El tejido epitelial actúa como tu guardaespaldas personal, protegiendo y secretando sustancias. El conectivo es el pegamento que une todo. El muscular te permite moverte, y el nervioso maneja toda la comunicación eléctrica.
Durante el desarrollo embrionario, estos tejidos se originan de tres capas diferentes: ectodermo (que forma la piel y el sistema nervioso), endodermo (que crea el revestimiento interno), y mesodermo (el más versátil, que produce músculos, huesos y sangre).
El tejido epitelial es particularmente interesante porque sus células tienen formas geométricas perfectas y prácticamente no tienen sustancia entre ellas. Como no tienen vasos sanguíneos propios, obtienen nutrientes por difusión, como esponjas que absorben lo que necesitan.
Dato clave: Los epitelios de revestimiento se clasifican por el número de capas (simples o estratificados) y la forma de sus células (planas, cúbicas o cilíndricas).